POR LA IGUALDAD DE CONDICIONES

05 de Marzo de 2013

POR LA IGUALDAD DE CONDICIONES

La necesaria respuesta que debemos articular con el conjunto de la clase es para las trabajadoras un doble esfuerzo; pues la doble jornada para conciliar empleo y reposición de la fuerza de trabajo repercute negativamente en nuestra capacidad de intervención en las luchas obreras y populares, dificultando nuestra imprescindible participación en la batalla contra el capitalismo y el patriarcado. Diferentes son las luchas a las que se tienen que enfrentar las mujeres por el hecho de serlo y más a la mujer trabajadora. Así se propaga que la violencia es fruto de extravíos individuales sin cómplices y bases que la sustentan, la sociedad capitalista. Esto es sólo la punta del iceberg de una violencia reiterada y sistemática contra las mujeres y las niñas, no circunscrita a la esfera familiar ni a las agresiones físicas. En el trabajo y en el ocio, hay todo un conjunto de violaciones contra los derechos de las mujeres, actos y conductas tendentes a ocasionarles daño que en ocasiones culminan con la muerte violenta de las mismas y es feminicidio. Toda estas situaciones son parte consustancial del sistema de opresión capitalista. Por muchas leyes integrales, órdenes de alejamiento y juzgados especiales que se creen, la incapacidad de mejorar la situación es evidente. No se puede acabar con la violencia de género sin acabar con las causas que la engendran: la desigualdad, la discriminación, la división sexual del trabajo, la familia patriarcal heterosexual, la desvalorización y la subordinación son causas de los asesinatos de odio misógino y de la violencia hacia las mujeres. Para el capitalismo los beneficios son evidentes, disciplinadas e intimidadas las mujeres por el patriarcado, obtendrá las mayores ventajas de nuestra fuerza de trabajo.

La descomposición y la crisis estructural golpea a la clase obrera a través de los gobiernos de turno que actúan como sus consejos de administración, implementando medidas para tratar de no ver reducida su tasa de ganancia (privatizaciones, recortes sociales, aumento de la edad de jubilación, abaratamiento del despido, subvención a las cuotas empresariales de la seguridad social etc.) Medidas que inciden especialmente sobre las trabajadoras que, como eslabón más débil de la cadena productiva, viven instaladas en la desigualdad y sobreexplotación del mercado laboral. Pensiones ligadas a permanencia en el mercado laboral de manera ininterrumpida, con carreras largas y estables chocan frontalmente con la realidad laboral de las mujeres. En la práctica, pese a las cacareadas leyes conciliadoras, se imposibilita para nosotras el compatibilizar empleo, cuidados y jubilación.

 

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