DEROGACIÓN
El día 16 de marzo, 8 días más tarde de la celebración del día Internacional de la Mujer Trabajadora, el sindicato estaba citado para resolver, ante la Sala de lo Social, una demanda presentada por nosotros contra lo que entendemos una vulneración del derecho a la libertad sindical.
El FSOC ejercía su derecho a la tutela judicial frente a la empresa, y frente a un “chiringuito sindical” al que no puede ni llegar a calificarse de sindicato amarillo.
La composición de la sala era la siguiente: la representación de la denunciada la ejercía una abogada, la representación jurídica de la empresa la ejercía una abogada y presidía la sala, una Jueza.
Su señoría planteó no celebrar y forzar un acuerdo entre las partes, no quiso escuchar nuestras razones ni a nuestros testigos y planteó un acuerdo, tomando como base el escrito de alegaciones formulado por la parte demandada.
En este escrito redactado por la abogada representante de los demandados ya aparecía el término “como correspondería a un buen padre de familia“.
La Jueza comenzó a redactar el acuerdo introduciendo el término en cuestión para determinar el adecuado uso y utilización de las dependencias del comité de empresa, que era la materia en discusión.
En ese momento, a pesar de no poder intervenir, puesto que me encontraba en la sala como parte del público, y como es sabido no solo no puedes hacerlo, sino que te arriesgas a ser condenado por desacato al tribunal, manifiesto a viva voz la negativa del FSOC a aceptar ese tipo de terminología machista y patriarcal y negándonos a aceptar un acuerdo redactado en semejantes términos.
Esto, que podría quedar en una anécdota, toma carácter de gravedad cuando la propia letrada de la parte demandada defiende la permanencia de esa terminología alegando que es propia del Código Civil y perfectamente válida su utilización.
Continúa el espectáculo; su Señoría, la Jueza que presidía el tribunal, hace lo propio y además trata de darme una lección sobre el uso y procedencia del término, retrotrayéndose incluso a las fuentes del derecho romano.
La abogada de la empresa no tiene nada que decir, calla y asiente.
Ante nuestra insistencia y aireada crítica a la terminología patriarcal, su señoría accede y retira del acuerdo la cita sobre la ”bondad del padre de familia”.
El objeto de estas líneas no es, ni mucho menos, ensalzar la “ardiente defensa” de los derechos de la mujer trabajadora realizada por el Sindicato, nada más lejos de nuestra intención.
El objeto de estas líneas es trasmitir la cruda realidad de una sociedad en la que tres mujeres, jóvenes, formadas, universitarias, y licenciadas en derecho, asumen sin rechistar, que el hombre, por el mero hecho de serlo, es un ser diligente y un honorable padre de familia.
Su señoría ¿ignora acaso que la inmensa cantidad de esos “buenos padres de familia“ son los mismos que maltratan hasta la muerte a sus mujeres, someten a vejaciones físicas y morales a estas, y asesinan a sus hijos/as con el fin de causarles el mayor de los sufrimientos?
¿Ignora la Juez que las palabras y los términos no son inocentes, que encierran una importante carga ideológica y que, entre otros, trasmiten el virus de la desigualdad (germen de la violencia) entre hombres y mujeres?
¿Es posible que la ignorancia de la Juez en materia de género, la lleve a defender la mencionada terminología y que pueda seguir ejerciendo como si se tratara de una cuestión menor?
¿Qué ocurrirá señoría, cuándo llegue un caso de discriminación salarial o profesional entre una mujer trabajadora, y un hombre trabajador, calificado este como un “diligente padre de familia“?
¿Cuál es el misterioso mecanismo intelectual por el que su señoría considera, que la diligencia y responsabilidad puede ser atribuida a “un buen padre de familia” y se le niega a esa consideración a una madre de familia?
El machismo, como secuela ideológica del patriarcado, no podrá ser erradicado, en tanto en cuanto, no sea arrancado de nuestras vidas el capitalismo.
Pero siendo esto cierto, también lo es, que no debemos cejar en la defensa sin cuartel contra la ideología dominante especialmente aquella que trata de situar a la mujer en un plano subordinado y dependiente.
No hay victorias políticas sin victorias ideológicas, y para alcanzar estas victorias es preciso luchar desde todas las trincheras, en las aulas, en las calles, en los centros de trabajo, en las facultades y también en los tribunales.
No necesitamos buenos padres de familia, necesitamos familias, familias del género que deseen que destruyan el modelo social burgués, y construyan un mundo nuevo.
Frente Sindical Obrero de Canarias
Secretario General
Daniel Casal